
Las condiciones de hacinamiento, de desnutrición, de desempleo
y de deterioro de la familia que imponen la desigualdad y la pobreza, propician
en gran medida el desarrollo de conductas agresivas, y el mantenimiento de las
condiciones de asimetría y que son también una respuesta al ejercicio de la
violencia. Comencemos por definir cómo las diferentes formas de violencia que se
producen en la ciudad tienen actores y móviles muy variados; cada uno de ellos
se construye en espacios sociales particulares como el hogar, el centro
educativo, el barrio, la «collera», el equipo deportivo, entre otros, que dan
lugar a expresiones que tienen un rostro común característico.
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